La ciencia ciudadana en la gestión de olores

La ciencia ciudadana en la gestión de olores

En la gestión de olores vienen utilizándose normalmente metodologías estandarizadas, como la olfatometría dinámica (EN 13725:2022) y las observaciones de campo (EN 16841:2016), así como otros procedimientos no normalizados en el ámbito de la contaminación por olores que pueden aportar información complementaria, como la olfatometría de campo, los análisis químicos, el empleo de sensores, SIVO (sistemas instrumentales de vigilancia del olor), y la psicometría. Pero la mayoría de estas técnicas operan ajenas a la realidad del problema ciudadano, por lo que continúan produciéndose conflictos socio-ambientales por falta de comunicación y por falta de un marco adecuado de regulación.

 

La Ciencia Ciudadana es el término que se utiliza para definir el proceso participativo a través del cual los ciudadanos se involucran en un proyecto determinado. En relación a la gestión de olores, se trata de involucrar a los ciudadanos en la evaluación del impacto por molestias de olor en una comunidad.

 

El equipo sensor que utilizamos las personas de forma natural para percibir los olores, que es el que nos sirve para desencadenar las quejas cuando estos olores no nos son agradables, es la mejor herramienta disponible para detectar y medir olores ambientales, por lo que parece obvio que podamos utilizar nuestra propia nariz para monitorizar los olores en tiempo real.

 

En realidad, ya hace años que la Ciencia Ciudadana se utiliza de una manera u otra en muchas partes del mundo en relación a los impactos por olor mediante diferentes técnicas de psicometría (entrevistas, encuestas, cuestionarios normalizados, diarios de olor, registro de quejas, herramientas digitales), pero faltaba una regulación de la metodología sobre la forma de recoger información, involucrar a los ciudadanos y evaluar el impacto por molestias de olor, y que esta estandarización permitiera comparar diferentes estudios.

 

AMIGO tenía la experiencia previa como socio en el proyecto europeo de Ciencia Ciudadana D-Noses que trató sobre contaminación por olor, por lo que decidió promover y actuar de impulsor y coordinador para lograr la estandarización de la metodología utilizando la Ciencia Ciudadana. La reunión virtual de un grupo de expertos el 3 de mayo de 2019 inició el camino para desarrollar la primera Norma UNE sobre la elaboración de mapas de molestias por olor basado en la Ciencia Ciudadana. Tras un largo proceso que ha incluido la exposición a información pública (del 17 de mayo al 25 de junio de 2023), finalmente se ha publicado, en fecha 11 de octubre de 2023, la Norma UNE 77270:2023 que lleva por título “Construcción de mapas de olor colaborativos mediante Ciencia Ciudadana”. Es de destacar que se trata de la primera vez a nivel mundial que una norma técnica incluye la contribución de la ciudadanía a la hora de recoger información para evaluar el impacto por olor, con precisión en el registro de tiempo y localización de un incidente de olor.

 

Básicamente, para la construcción de un mapa de olor colaborativo mediante Ciencia Ciudadana se debe formar un Grupo de Acción (GA) que es un equipo interdisciplinar de personas y organizaciones, mediante el cual se lleva a cabo el desarrollo del proyecto. El GA debe involucrar, como mínimo, a dos de las cuatro posibles partes implicadas frente a un impacto por olor, siendo obligatoriamente una de estas partes las personas potencialmente receptoras del impacto por olor. Se han considerado las siguientes partes:

 

    • - Personas potencialmente receptoras del impacto por olor
    • - Representantes de APGEMO (actividad potencialmente generadora de molestias por olor)
    • - Representantes de entidades públicas-administraciones 
    • - Personas expertas en materia de olor (técnicos)

 

Previo al inicio del proyecto, se comunica a toda la ciudadanía participante del propósito de éste, de su fecha de inicio y finalización y de la relevancia de los resultados que se obtengan. Debiendo informarse también al panel de ciudadanía de cómo proceder ante la observación de un olor en el área objeto de estudio, asegurando que se imparte la debida formación para la identificación de los diferentes tipos de olor, cómo cumplimentar el formulario o utilizar las herramientas para los registros de olor (app móvil, formularios, Telegram, web, WhatsApp, entre otros).

 

El periodo de recolección de datos del proyecto debe tener una duración mínima de 3 meses, aunque se aconseja ser de 12 meses para observar la variabilidad meteorológica anual. Se considera un episodio de olor a la agrupación de dos o más registros con el mismo carácter de olor en un periodo máximo de 4 h. 

 

Para la plausibilidad o validación de los datos de un registro o episodio de olor se compara con datos de diferentes herramientas, todas válidas según los recursos disponibles (registros de olor repetidos en una zona, meteorología, modelos de dispersión, retrotrayectorias, sensores, caracterización química, datos de operaciones de APGEMO: Actividad Potencialmente Generadora de Molestias por Olores )

 

Mediante el análisis de los resultados y conclusiones del proyecto, se promueve la búsqueda de soluciones a la problemática del impacto por olores de manera consensuada y compartiendo responsabilidades entre todas las personas y organizaciones implicadas. Es clave la transparencia y participación con las Actividad Potencialmente Generadora de Molestias por Olores, APGEMO, que verán así mejorada considerable su relación con los ciudadanos y las autoridades ambientales. 

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